Aprender a decir adiós: La vida después del suicidio
- Verónica Castillo Pérez

- 4 ago 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 6 oct

“ Cada persona que pasa por nuestra vida es única, siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros”
José Luis Borges
La vida está llena de caminos inescrutables, y uno de ellos es el misterio y el dolor que envuelve la muerte de un familiar que se suicida; hecho que deja inmensamente lastimado el corazón de quienes se despiden de su ser amado.
¿Es el duelo por suicidio diferente a otros tipos de duelo?
El duelo es una reacción emocional que surge ante la experiencia de una pérdida, incluso podríamos decir que todos estamos en constante duelo, pues a cada instante debemos adaptarnos a la pérdida de lo que éramos antes. Sin embargo, cuando se trata de un ser amado, no hay forma fácil de despedirse, sobre todo si se trata de una muerte inesperada y violenta como lo es el suicidio, el cual a pesar de ser un fenómeno que ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad; tiene un fuerte espectro de influjo en la sociedad y en los familiares, quienes quedan profundamente conmocionados e inmersos en una vorágine de sentimientos intensos y prolongados; porque aunque todos entendemos que la muerte es un suceso universal e ineludible, nadie está preparado para asimilar el hecho de que un ser amado se ha quitado la vida, y es natural que surjan reacciones emocionales, físicas y cognitivas complejas, que incluso pueden llegar a convertirse en un duelo patológico (complicado) y generar disfunciones mentales en los dolientes, quienes comúnmente tienen un recorrido de mayor dificultad que en otro tipo de duelos, para reconstruir sus vidas y re significar su futuro sin la persona amada, la cual de alguna forma continúa presente, cuando el corazón está en silencio y en las lágrimas que brotan al recordarla.
¿Cuáles son los sentimientos asociados al duelo tras un suicidio?
Las reacciones ante el suicidio de un ser querido traen consigo dificultades especiales; y la manera de afrontarlo será diferente y única, en cada situación, cultura y persona que lo atraviesa. Algunas veces, el duelo que sufren las personas que pasan por el suicidio de un ser querido, es diferente a otros duelos por muertes naturales o a causa de un accidente; puede ser más prolongado, y el impacto emocional, el aislamiento y la culpa, pueden ser mayores que por otro tipo de muertes. Los familiares y allegados, a menudo se convierten en víctimas de lo sucedido, debido a la carga emocional que les desencadena este trágico acontecimiento. El sentimiento de abandono, la culpa, la vergüenza, la estigmatización social, la incertidumbre y la ira con el suicida y consigo mismos, son las emociones más comunes que afloran en los dolientes. Suelen sobrecargarse con pensamientos recurrentes sobre la causa que pudo llevar a su familiar a tomar esa decisión y a cuestionarse por no haber podido detectar lo que ocurría y evitarlo; esto hace que surja también un sentimiento de vergüenza ante la posible imagen social que proyectan, ante las especulaciones sobre los motivos del fallecido, llevándolos a evitar el contacto social y sintiendo la necesidad de proteger al fallecido, pueden llegar a negar el suicidio, lo que lamentablemente dificulta la elaboración del duelo.
Tras un suicidio, los seres queridos pueden experimentar su propia sensación de desesperanza. A menudo, necesitan encontrar cualquier atisbo de esperanza o que alguien cercano lo encuentre por ellos. Los dolientes pueden sentirse aislados y sumergidos en la culpa. Cuando ello sucede, tienden a alienarse y encerrarse en sí mismos, pues quedan con un enorme sentido de responsabilidad después del suicidio
¿Cuánto tiempo toma superar el duelo por suicidio?
No todos los dolientes viven el duelo con la misma intensidad y duración; puesto que los recursos psicológicos de afrontamiento no son iguales en todas las personas, por ello, al igual que la maduración de una fruta, los procesos de duelo no pueden acelerarse, porque cuando se cierran en falso, se convierten en fuentes de patologías. La recuperación en este tipo de duelo es similar a la de una persona que sufre una fractura y necesita de una férula o muleta, la cual será retirada, cuando la parte afectada se restablezca. De igual forma el apoyo psicoterapéutico aunque es temporal (usualmente un año), variará de acuerdo a la estructura de la personalidad de cada individuo, la forma en que haya ocurrido el evento, el ligamen emocional con el difunto y el apoyo de su entorno familiar y social. No hay un plazo de tiempo adecuado para hacerlo, cada etapa lleva su tiempo, forma y modo que permitirán a los familiares, continuar con sus actividades y vida.
El restablecimiento tras el suicidio de un ser querido es complicado; antes de poder superar el dolor, primero deben superar la culpa. Deben llegar al punto en el que entiendan completamente que no son responsables por el suicidio de su familiar. Entonces, de forma gradual, podrán llegar a perdonarse a si mismos y a su ser querido. Deberán encontrar un lugar dentro de ellos para a pesar de su tristeza, construir una nueva relación con su ser querido, sin reclamar cómo murió, ni definir su vida según su muerte.
¿Es necesario el apoyo de un profesional en este tipo de duelo?
El acompañamiento que los dolientes nos permiten hacer en su camino de duelo, es muy importante, y dependerá en muchos casos de la calidad de vida que tengan los afectados después del sepelio, durante el tiempo de aflicción y durante todo el proceso de duelo. Si lo que se considera un duelo normal no ocurre, o se prolonga por mucho tiempo, el apoyo emocional puede ser la clave para la recuperación y aceptación de la pérdida para el doliente.
¿Cómo determino si necesito ayuda de un profesional?
Algunos síntomas que debemos valorar para acudir a un profesional de la salud mental son:
Incapacidad para aceptar la causa de la muerte.
Un profundo dolor emocional, que incluye amargura o ira.
Incapacidad de compartir buenas memorias sobre el ser querido.
Culparse a sí mismo(a) de la muerte.
Tener el deseo de morir con el fin de estar con el ser querido.
Evitar de forma excesiva cosas que recuerden la muerte del ser querido.
Recordar y añorar constantemente al fallecido.
Sensación de soledad, desconexión y desconfianza con los demás desde el fallecimiento.
Pérdida de la identidad o de un propósito en la vida, al sentir que parte de sí mismo(a) también ha muerto junto con el ser querido.
¿Es posible encontrar un sentido a tan dolorosa pérdida?
La muerte es un suceso inevitable, y el duelo es un proceso que requiere de paciencia, de crecimiento y de aprendizaje. Entender las emociones que se experimentan y potenciarlas hacia lo constructivo, ayudará, a enfrentar el vacío y a encontrar el equilibrio que genere cierta paz en medio de la tormenta.
Un ser amado es único e insustituible, pero cuando el amor y la compasión son más fuertes que el dolor; no hay nada más completo que un corazón roto para transformar una pérdida en una antorcha de luz y calor para el alma de otras personas.
La mejor forma de honrar la memoria de un ser querido no es evadir lo ocurrido ni olvidarle, sino recordar con gratitud y alegría, el tiempo y las experiencias vividas junto a ellos.
La muerte nos ofrece grandes lecciones de vidas, nos enseña la importancia de ser y estar en el momento oportuno en la vida de las personas significativas, nos enseña que el lamento por lo no vivido, compartido, y expresado, se convierte en pensamientos sin respuestas. Nos exige apreciar la urgencia de la vida y el equilibrio entre el dolor de la pérdida y la bendición de que nuestros seres amados hayan formado parte de nuestra existencia.
Como seres humanos, somos imperfectos, creamos y vivimos relaciones imperfectas, y el desafío cuando el golpe de una muerte trágica lesiona el corazón; es ser capaces de aprender a decir adiós con lealtad a la vida de ese ser querido, recordando su historia personal, su sonrisa y su existencia, con compasión y gratitud.









Este tema es muy importante y a su encuentro que muchas personas no realizan que estamos de paso y mientras estemos juntos o bien en vida, tenemos que realizar impacto ya que Como individuos somos identificados por nuestro legado y allí es donde falta un poquito de trabajo y siempre ha sido mi norte de animar y recordar a los colegas que tenemos que dar las flores y los te quiero cuando estamos en vida
Jamás pensé sentir un dolor tan grande en mi corazón al perder a mi madre no me quiero imaginar un suicidio en mi familia se que no somos eterno la muerte nos enseña tantas cosas como valorar a la familia brindarle el apoyo necesario amarnos como familia en sí a mi madre la recuerdo siempre
Que difícil de por si es perder una persona querida, ahora que sea por suicidio, no quisiera saberlo. Por lo que he leído es como pasar por un tornado de emociones y creo que si no se tiene un profesional para ayudarte a salir, el duelo será mucho más largo, doloroso y dañino. Verónica, un tema real, interesante y educativo; gracias.
La vida nos enseña que nada es eterno en el mundo pero el recuerdo de un ser querido que ha partido siempre va a estar presente en nuestra mente y nuestro corazón .
Gracias Verónica. Muy buena enseñanza. Me gustó mucho lo que dices que sobre el amor y la compasión, que cuando estas son más fuertes que el dolor no hay nada más completo para transformar...