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Las 5 máscaras más comunes que ocultan heridas emocionales.

Actualizado: 6 oct



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En el camino de la vida, transitamos por diversas experiencias que son como lienzos, sobre los que cada uno colorea su propia historia. Todos estamos expuestos a tener vivencias dolorosas, y la asimilación del dolor, dependerá del tipo de sistema nervioso con que hayamos sido dotados y de las interacciones con el medio y con otras personas; puesto que, es una realidad que los eventos que a algunos les afecta poco o nada, a otros les impacta mucho, al grado de dejar una impronta en sus psiques, lo cual se evidencia en sus personalidades y se manifiesta en los comportamientos. Por otro lado, los mecanismos de protección son comportamientos que los humanos compartimos con otras especies del planeta; por ejemplo, los elefantes y los cerdos cubren sus cuerpos de barro, para protegerse del sol y para eliminar los parásitos, insectos, e infecciones que se alojan en su piel, además les ayuda a equilibrar su temperatura corporal, ya que ellos no tienen glándulas sudoríparas. Algunas plantas, reaccionan a las mordeduras de las orugas, liberando sustancias que las convierten en tóxicas para los insectos; pero en contraste con estas especies, para los seres humanos, es difícil contender con un pasado traumático, más aún, si estas lesiones se produjeron en edades tempranas, cuando no se tenían los recursos emocionales para entender y manejar las situaciones y al igual que los elefantes y las plantas, adoptamos comportamientos y actitudes para protegernos de los agentes amenazadores.


Hay personas que transitan por la vida mostrando comportamientos de hostilidad , evasión, mezquindad, rigidez , autoritarismo, control, opresión, etcétera, los cuales justifican de alguna u otra manera; pero en la mayoría de los casos, salvo sus excepciones, son seres con heridas emocionales que no han podido sanar. Seguramente también te serán conocidas las descripciones como: “ Grinch” “ mujer maravilla” “ ordinario”, “Magdalena”,” amargado”, “ antipático” “maquiavélico, “controladora “ “ serpiente del Edén” y otra infinidad de adjetivos , que comúnmente la sociedad utiliza para describir a quienes evitan un contacto más estrecho con las demás personas.


Debo destacar que todos en alguna dimensión, adoptamos mecanismos de defensas, pues es una herramienta válida y saludable para no colapsar emocionalmente ante las presiones de la vida, no obstante, cuando la intensidad y frecuencia de los mismos, nos impida relacionarnos adecuadamente y afecte nuestra calidad de vida, hay que revisar las fuentes de esos comportamientos y reconocer si son producto de heridas no cicatrizadas, porque mientras no sean sanadas, causarán dolor no solamente a quienes las padecen, sino también a su entorno, puesto que una persona herida tiende a albergar tristeza, ira, frustración y resentimientos, en consecuencia inconformidad con la vida , porque no fuimos diseñados para vivir aislados o en constante sufrimiento.


Vamos entonces a conocer los antifaces más frecuentes que acogemos los humanos, ante las carencias de las heridas emocionales:


1. Ejercer control: Esta careta suele utilizarse ante la herida de haber sufrido traiciones en la infancia, habiéndose producido acontecimientos como incumplimiento de promesas, desprotección, mentiras, padres emocionalmente ausentes. generando seres que para protegerse desarrollan conductas de hipervigilancia constante, para garantizar que todo esté en control, son impacientes y muy puntuales, les cuesta delegar porque implica confiar en otros y les atemoriza que les fallen y son muy exigentes en sus relaciones por temor a que les mientan.


2. Inflexibilidad y rigidez: Esta es una careta que utilizan los heridos por la injusticia por parte de los progenitores. Se origina por haber tenido un entorno de no llenar las expectativas, en el que los padres o cuidadores fueron fríos, autoritarios y demasiado exigentes, provocando sentimientos de inutilidad e ineficacia; en consecuencia, serán personas que buscan al máximo la justicia y la perfección, su percepción es que se les respeta más por lo que hacen que por lo que son y se exigen mucho, por miedo a equivocarse.


3. Egoísmo, tiranía y masoquismo: El ser sometido a la humillación y la crítica, en muchos casos produce una sensación de vacío y desesperanza que se transforma en ira, frustración y envidia hacia lo que otros tienen y se forjan conductas hostiles y deshumanizadoras hacia los demás. También en otro ángulo, estas personas desarrollan conductas masoquistas al punto de buscar de forma inconsciente, situaciones que le generen dolor y de ocuparse tanto de los demás, al punto de descuidarse a sí mismos.


4. Dependencia: quienes han vivido alguna forma de abandono en su infancia, temen a la soledad y esta carencia se manifiesta en la etapa adulta, con conductas desajustadas de apegos dependientes y presión hacia la pareja, amigos e hijos, al punto de generar rupturas por su descontrol. Hacen lo imposible por llamar la atención y ser amados, al punto de tolerar situaciones difíciles en vez de interrumpirlas. También pueden generar hábitos de consumos muy complejos de manejar, sentimientos de desamparo y victimización.


5. Indiferencia y evasión: la conducta de huir es la máscara de quienes han experimentado rechazo o burla por parte de sus progenitores, cuidadores o iguales, quienes les han hecho sentirse indignos de afecto y comprensión, lo que les ha generado un vacío en su interior y una tendencia a aislarse por miedo a ser rechazados. Batallan en su interior con sentimientos, pensamientos y emociones que les generan miedo a ser descalificados y rechazados por los demás, por lo que optan por no involucrase afectivamente, ante el rechazo se anulan y aíslan, sienten que no pertenecen y que todos los rechazan. Requieren hacer las cosas muy bien para obtener reconocimiento.


¿Cómo sanar las heridas emocionales?

El primer paso es el reconocimiento y la aceptación; permitir que empiece a fluir un diálogo interior positivo y sincero, que nos permita asimilar que la herida existe, pero también la posibilidad de sanarla. Probablemente cueste aceptarlo, porque nuestro ego forma barreras de protección para ocultar nuestro sufrimiento, por lo que es importante ser objetivo contigo mismo.


Voy a dejarte algunas acciones que pueden adecuarse a este propósito de sanación:


1. La silla vacía:

Es un ejercicio que te permitirá expresar a solas tus emociones.

En un espacio, a solas, coloca una silla enfrente de ti, e imagina que allí está sentada la persona que ha causado tu dolor, tu ira, tu frustración, o bien la persona que extrañas y háblale con libertad, permitiéndote expresar todo lo que sientes. Repite este ejercicio durante un tiempo, las veces necesarias, hasta que sientas que hayas liberado el dolor. También es válido si te cuesta hablar al principio, que lo escribas. Cuando te sientas preparado, el siguiente paso es hablar directamente con la persona.


2. Ayudar a otros:

Hazte la siguiente pregunta: ¿Qué puedo hacer para que lo que he sufrido en el pasado, me ayude en el presente?

Establece el propósito de durante al menos 2 semanas, hacer algo por alguien que esté atravesando una situación de dolor o necesidad y cuando finalices pregúntate: ¿Mi sufrimiento sigue teniendo el mismo poder sobre mi vida y mis emociones? Seguramente habrá disminuido, porque sufrimos inútilmente cuando no le encontramos sentido al dolor.


3. Solicita ayuda profesional, para no repetir el patrón con tus hijos o dañar a otras personas, y porque merecemos una vida plena.


4. Busca recursos espirituales, ayudan a potenciar cualidades que nos permiten ser más compasivo con nosotros mismos y con los demás.


Todos nuestros dolores pueden ser transformados en una fuente de sanidad para otros, las crisis o abusos afectivos, lo que un tiempo fue dolor, cuando es sanado, se convierte en un don. La llave de esa puerta está en tus manos, solo requiere dar el paso hacia una acción en positivo, pues, el bienestar y la salud mental es un deber y un derecho de todos.


Ahora que conocemos más sobre las heridas emocionales, procuremos no juzgar a los demás sin conocer sus conflictos internos y en su lugar ser más empáticos y compasivos.


Si te ha gustado o consideras de utilidad este post, compártelo a otras personas para que puedan beneficiarse con esta información.


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5 comentarios


enyrianee
27 ene 2022

Muy interesante. Creo que teniendo un poco de conocimiento sobre el comportamiento de de las personas en algunos casos nos brinda la oportunidad de ser más compasivos.

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Eira Ríos
Eira Ríos
12 ago 2021

El ser humano en su diario vivir tiene una historia muy drástica que nos lleva a tener emociones muy dolorosas en donde nuestra personalidad y autoestima quedan por debajo pero en vez de buscar ayuda lo que hacemos es ocultarlo con una máscara o más bien decir todo esta bien pero por dentro llevamos inquietudes desanimos tristeza etc a veces juzgamos a las personas sin conocer sus inquietudes o más bien sus problemas el deber es ayudarlo animarlo a buscar solución para que su máscara desaparezca y puede ser feliz para poder ayudar a otras personas

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Las heridas emocionales muchas veces son ocultadas por máscaras que están afectando nuestro autoestima ya que no las reflejamos pero nuestro interior se siente marcado. La comunicación y el cambio de actitud depende que nos sintamos seguros y confiados en lo que vayamos a realizar y una actitud positiva de la mano con la ayuda de Dios y con la disposición de ayudar a otros que necesiten apoyo .

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nedeyda07
05 ene 2021

Muy buena la exposición del tema.

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yosgm1
05 ene 2021

Que difícil esto de las heridas emocionales. Suena hasta extraño y ajeno pero imagino que todos las tenemos. Definitivamente ese primer paso es decisivo. Gracias por el artículo porque hay que sentarse a conectar con ese yo muy interno y escucharlo, a lo mejor nos llevemos sorpresas.

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